Ediciones Arracimada

jueves, 1 de diciembre de 2022

LA TARÁTULA DEL TIEMPO



Se levantó temprano y sintió la presencia de otras mujeres. Restregó sus ojos, revisó la alacena, un único huevo brilló en la oscuridad y como en un cuento infantil, entretuvo su frío al ver que este huevo le sonreía. Pensó, qué ocurrencias, es la sonrisa de mi corazón. Antes de irse para el rebusque del día, entró al cuarto de su hijo, estaba segura que la seguían acompañando, levantó la cobija que lo cubría, miró el rostro en la oscuridad, entretuvo su ternura al ver en los ojos un par de caramelos, pensó, qué ocurrencias, son los ojitos de mi alma.

Hoy se levanta temprano, seca sus lágrimas, calza sus pies y se pone a andar. Va al encuentro de otras mujeres que están viviendo su misma tragedia: levantar cobijas y encontrarse con la usencia y como en un cuento infantil pensar, qué ocurrencias, están jugando a las escondidas. Levantan la tierra desconocida, clavan sus ojos en unos rostros que ahora las miran si poder ver. Weimar, Oscar, Edward, Julián, Eduardo; Fair, Victor, Jaime, salieron vestidos de inocencia y se encontraron, como en un cuento infantil, con una bestia que los engañó; les prometió una sorpresa para sus madres, les arrebató sus ojos y sus almas y los entregó a la tarántula del tiempo. 

En su guarida, como en un cuento infantil, la bestia monta en caballo de paso, bebe la sangre de los inocentes y decide quién toma café. El número de la bestia es el 6402, sonríe y se jacta porque ha superado el 666. En todo el territorio del país se sabe quién dio la orden y se le recuerda a la bestia, que no es un cuento, que ¡Las madres nunca olvidan! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario