Ediciones Arracimada

domingo, 18 de agosto de 2013


EL VIVIR BIEN UNA RESPUESTA ÉTICA A  LOS DESAFÍOS DE LA GUERRA POR EL AGUA.

Carlos Perea Sandoval[1]

Una de las acciones que imprimieron una impronta a  la humanización  fue el  hecho de poder reflejar  el  ser en la naturaleza. Se es en tanto que se reconoce la naturaleza como igual;  todo lo que atente contra la naturaleza atenta contra el ser.  En este principio yace la actitud sensible  tanto con las demás formas de vida que coexisten con lo humano, como  con los medios y espacios que la naturaleza proyecta en el ejercicio de humanización.  Principio que exige el re-ligarse con la naturaleza como un hecho que implica el compromiso con el futuro.

Sin embargo, actualmente asistimos a una reconversión de este principio de humanidad. La implementación de un modelo sustentado en el modo (   desplazando la manera),    ha traído como consecuencia  que como especie estemos en el límite de la existencia.  Un componente  de este límite  lo constituye la relación con un recurso natural vital: El agua.

Entender que venimos del agua, pertenecemos al agua y pervivimos por el agua, (el valor de uso)  fue un pensamiento que fue arrebatado a la humanidad y en su lugar se instauró una desnaturalización en la que  el agua pasó de bien común a la categoría de un derecho (el valor de cambio).  Surge así la posibilidad dramática de   “Las guerras por el agua.” Esta posibilidad desde el modelo de la globalización económica, contempla dos escenarios: El primero,  la ocupación armada de las fuentes naturales y el segundo, la privatización del recurso natural.

En el primer escenario, los gobiernos de los países con poderío militar  en alianza con las transnacionales, han creado una geopolítica del agua, que de ser necesario, a través de intervenciones militares “justificadas”, les garantice el control de las fuentes y sus alrededores. Este es un riesgo eminente para los países ricos en el recurso hídrico (según la ONU para el año 2025 la demanda de agua potable será el 56 por ciento más que el suministro).

El segundo escenario, es el que más se ha implementado –Un  recurso que cumpla con las condiciones de imprescindible y “escaso”, cae como anillo al dedo en la lógica de  la ley del mercado –.  Es así como en las últimas décadas se han fortalecido las grandes corporaciones transnacionales que tienen como actividad económica el   embalsamiento, industrialización y comercio del agua. Se prevé que en las próximas décadas el 75%  del agua estará en mano de los monopolios privados.

En consonancia con la lógica del capital, surge la actividad minera como un nuevo escenario en el cual se pone en riesgo las fuentes hídricas. En nuestra región se está viviendo unas de las manifestaciones  de la guerra por el agua, materializada en la agresión de las multinacionales  y  la respuesta de la sociedad civil  en la defensa del Páramo de San Turban.  

Ante esta realidad la humanidad viene reaccionando, y  retomando su historia plantea una nueva concepción ética  que garantice la armonía en torno al uso y disfrute del agua:  El VIVIR BIEN.

En palabras de Evo Morales  Mientras los Pueblos Indígenas proponen para el mundo el “Vivir Bien”, el capitalismo se basa en el “Vivir Mejor”. Las diferencias son claras: El vivir mejor significa vivir a costa del otro, explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos; en cambio el Vivir Bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en armonía, en complementariedad, en reciprocidad.”

Es desde esta concepción de humanidad en el que el Vivir Bien se constituye en una alternativa ética a las pretensiones de las guerras por el agua;  lo cual implica la utilización sostenible y responsable de los recursos naturales, el privilegio del valor de uso sobre el valor de cambio, la consolidación de un modelo de democracia que supere el modelo liberal- burgués; la multiculturalidad, el apoyo mutuo, la socialización y la gestión colectiva de la riqueza social.



[1] Doctor en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas. PhD. Educación Latinoamericana. Docente  Departamento de Humanidades  Universidad Santo Tomás Bucaramanga.